jueves, 16 de enero de 2014

1.1


Siento que me voy,
el cuerpo tira de mí
hacia delante.
No veo con claridad
lo que hay más allá
y no quiero entrar en detalles
pero el corazón vibra
al ritmo de mis pasos.
Puedo decir que el cerebro
combina con las ondas
que envuelven mi alma.
Por momentos desaparece
el cansancio y, recién nacida,
gateo entre cientos de pájaros
que aletean con el único fin
de producir el aire suficiente
para que pueda respirar.


lunes, 25 de noviembre de 2013

Primeras notas


Y cómo iba a saber qué sentiría
al posar mi labios repletos de otros labios
sobre los tuyos casi vírgenes.
Cómo saber que la marea en mi estómago
era un claro síntoma de amor prematuro.
Tímida tu mirada, casi esquiva,
pude percibir el pequeño temblor
de tus mejillas calientes
y supliqué que algo o alguien me detuviera,
por protegerte, por no exponerme,
por el diminuto cartel de peligro
que el miedo al rechazo encendió
en el fondo de mi iris.
Bucee en tu boca buscando
dilucidar el misterio que me apretaba
cada segundo más a tu cuerpo,
me enredé en tus cabellos
rogando que el tiempo
no hiciera estragos una vez más.
Después la excusa fue desayunar
y esa mañana era demasiado fría
para sentarse a la mesa,
fue mejor escabullirnos
en tu cama, soltar las manos
y apretar las ganas de arropar
esa pequeña ilusión que nos nació.
Nadie más existió en el mundo
ese martes de junio,
las calles desiertas, las ventanas cerradas,
y el atrevimiento majestuoso
que aún hoy, después de tanto,
me sorprende. 


viernes, 1 de febrero de 2013

Un poco más


Estoy plagada de muecas caducas,
sin embargo simulo sonrisas condescendientes
en pos de la no aflicción ajena.
Creo en la admiración de las novatas
que festejan cada nuevo verso
con un manojo de adjetivos antiguos,
mientras los escucho
casi puedo sentir en la boca
el gusto de la última borrachera,
y la convicción de que no queda
ningún tipo de fluido en mí
excepto algunos litros de vino añejo,
entonces me inclino
para no echarlo a perder.

La única realidad está acechando
detrás de las puertas
que insisto en dejar abiertas.

viernes, 14 de diciembre de 2012

El dolor es más fuerte



Me falta el aire,
como siempre en Diciembre.

Digo que es la alergia,
el polen de las florcitas violetas
del árbol que está
pegado a la ventana;
que el polvo de la harina
que usé para amasar
la pizza anoche,
que el cigarro,
y los treinta años de acumular
nicotina y humo.

Sin embargo es Septiembre cuando
-cada año- explota mi alergia,
el mismo día que florece
el jazmín del país.

En el peor momento
me gusta pensar
que por las noches
las ramas de los árboles
acarician las estrellas
hasta hacerlas liberar
brillantes polvos mágicos.

Me gusta imaginar
que al amanecer
las margaritas se estiran
para acariciar el sol
con sus delgados pétalos
hasta que todo se cubre
de partículas doradas.

Pero la realidad es que
este ahogo diciembrino
es una queja frenética
del corazón,
de las arterias bronquiales
y pulmonares,
que se lleva a cabo
entre las caras
costal y diafragmática
y el mediastino.

Y el dolor, claro,
el dolor fuerte,
incandescente,
incorruptible.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Luto



¿De qué sirvió escribir sobre tu piel
los acordes agudos de mis gemidos?
¿No fue acaso un acuerdo prenupcial
entregar nuestros cuerpos al orgasmo?

Bajo las aguas claras de la lujuria
sucumbió el deseo de lamernos,
el amor no supo ser más fuerte
ni las ganas de ganarle al hastío.

Ahora el negro enluta nuestra cama
esa en donde supimos ser invencibles,
se ahogaron las promesas decorosas
y la que antes era cálida madriguera
ahora es un cúmulo de fango maloliente
en cuya entraña yacen nuestros besos.