lunes, 19 de julio de 2010

Extracto



Envejecemos velozmente,
el cuerpo y yo,
y sin embargo
volvemos a empezar:
mañanas de café negro,
tardes de siesta,
noches de sexo.

Una boda amenaza
con ocurrir,
miel, hijos,
leyes viejas
que cobran vigencia.

Hay óleos por toda la casa,
gatas, perras,
polvo,
y Rodolfo
incorporándose.

A estas alturas
vengo a descubrir
que las ilusiones caben,
perfectamente,
en un frasco
de vidrio.


2 comentarios:

Noelia A dijo...

Ay, caramba, qué chusto, Roxana,acabo de subir un cuento que también habla de un Rodolfo, ficcional el mío. Juro no haber leído esto antes de subirlo. Jaja
Coincidencias de la vida, que en el mío también hay algo de vidrio, pa' peor.
¡Saludos!

Unknown dijo...

Noe, así de maravillosa es la escritura!!! Qué genial coincidencia!
Mi Rodolfo, es un pájaro.
Un beso y gracias!