viernes, 21 de enero de 2011

La lluvia puede salvar una vida



Estremecida
miro las caras
de los que desfilan
por la puerta de casa.
Por momentos siento
que mi mundo es insignificante.
Unos labios tiernos llaman
desde el centro de la cama,
y la gata gime sus primeras contracciones
mientras se abre la tierra seca
de las masetas.
La gente afuera tiene problemas;
una mujer respira con dificultad
se arrastra para llegar a la panadería,
un hombre renguea desde la callecita
adonde está estacionado su auto
hasta el mostrador del almacén
en donde alguien apoya un café.
¡El fin está cerca!
proclama exageradamente
una sexagenaria
fuera de la iglesia.
Va despareciendo la luz
como si el cielo
actuara en composé
con las palabras de la extraña.
De golpe
es como si la fuerza
purificadora del agua
borrara las huellas,
las palabras,
las expresiones de dolor.
Como si el segundo pasado
nunca hubiera existido,
ni la gente, la gata,
la tierra, la lluvia,
yo misma.

2 comentarios:

Noelia A dijo...

La gente siempre tiene problemas, Roxana, pero mucha gente es demasiado solidaria con sus problemas, porque sus problemas son los más importantes. Algunos hasta encabezan el diálogo con "para colmo", sin que haya ningún enunciado anterior que lo justifique, es como la apología de la queja.
La lluvia los mete a todos adentro.
Borges dijo: la lluvia es algo que sin duda sucede en el pasado.
Y puede ser, tiene esa capacidad de retraernos, de recordarnos otras lluvias.
Un abrazo, y un gusto pasar de visita

Unknown dijo...

La lluvia es maravillosa, Noe!
El gusto es siempre mío.
Anbrazo.