domingo, 10 de julio de 2011

Así II

Hace unos minutos
sabía exactamente como iba a comenzar
este escrito al que no me animo
a darle definición.

La casa era hace unos años
un conjunto de paredes,
usando una expresión ajena,
sin emoción.
De algunas colgaban cuadros
de otras fotos viejas
el resto eran sólo paredes
con marcos puertas ventanas.
Mi vida estaba también
como las paredes de esta casa.
Fijáte que mediocre el ser humano
empeñado en expresar
lo que únicamente puede decirse
con el idioma mudo del día a día.


Cuando se posaron sobre este suelo
tus piernas estaban bien,
tu único dolor era la ausencia
repentina y definitiva de tu padre.
Por ese entonces, yo estaba acostumbrada
a resolver. Organización y puesta en marcha.
Así fue siempre, aún durante ese corto tiempo
en el estuve enmaritada.
Decía de tus piernas, que no dolían,
iban ligeramente de un lado a otro,
llevándote y llevándome,
de repente pasé a ser una malcriada,
no me di cuenta de ese pasaje vertiginoso,
me sentí volando sobre tus manos
reposando sobre tu pecho
mirando con tus ojos
amando desde vos y hasta vos.

Este día, todo parece insuficiente,
vos, yo, esta insufrible necesidad
de volver a resolver, a ejecutar,
a proteger cueste lo que cueste,
este día soy un ser absoluto e irrestricto
completamente individual,
sin embargo los movimientos
de mis extremidades
están sujetos a la voluntad
de las tuyas,
mi actividad cerebral
condicionada por tu cerebro.
En este punto, debo replantear
el exacerbado diálogo
con el que te di hoy los buenos días,
tu dolor mi dolor
la pierna la garganta
el cansancio los compromisos,
la voz no redireccionó
y acabamos
como no acabamos nunca
en vez de empezar
como empezamos siempre.

Esto es así como lo digo,
así como lo interpreto,
como malamente lo expreso,
así como la luz que baña
las paredes de nuestra casa.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

(L)es realmente genial nena
segui asi quiero mas como este.
Mi admiracion sigue intacta jaja
muakk

Noelia A dijo...

Qué bien definís esa actitud automática que adoptamos a veces las personas: "yo estaba acostumbrada a resolver". Es casi una maquinaria instintiva, defensiva, de viva esperanza, que oponemos ante el caos. Aunque a veces demos con un asunto un poco esquivo, que no se acaba de resolver y al que siempre se vuelve, en círculos.

Un beso, Roxana.